Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Cuando hice toda la serie de entradas referentes a Vigo hubo un monumento único, inimitable, santo y seña de Vigo, que se me quedó atrás: la famosísima «paellera». Se trata de una fuente con esa forma situada en la zona de El Arenal, construida con mi queridísimo hierro oxidado en una zona donde cuando sopla el viento norte, esos chorros salpican a todo aquel situado a unos diez metros de distancia. Chorros que curiosamente pueden ser transparentes como el agua, amarronados como sabe dios qué, e incluso los he visto salir de un tonillo verdoso del que muchas veces me he preguntado su posible origen pero sigue siendo un misterio para mi.

Como queda al lado de un muelle usado cuando hay varios transatlánticos en el puerto, si alguna vez amarran alguno ahí hasta parece que lo tienes metido dentro de la fuente.

En su día consiguieron rematar la faena, y no precisamente para bien, con unos bonitos delfinitos vegetales con tiesto-jardinera en forma de ola de mar. Tiesto-jardinera de la misma mierda oxidada que la fuente, claro. Fue cambiar el alcalde y desaparecer los delfinitos, supongo que como suele ser costumbre, porque toda vez alcanzada la poltrona lo primero es borrar toda huella del gobierno municipal anterior. O quien sabe, a lo mejor es que no ponían el obligatorio cartelito publicitario.

Y no es que le tenga manía, es que una vez vista, requetevista y sufrida, todo el mundo llega a la misma conclusión.

Luego dicen que soy malo porque me meto con Vigo, pero hay que reconocer que me lo ponen a huevo, en el presente y en el pasado. Por ejemplo, hoy vamos a comentar una de las cafradas urbanísticas mas renombradas, la del edificio Rubira. Imaginaros que tenéis un edificio del estilo de este otro:

Y como se lleva lo moderno, en clara defensa y valorización del patrimonio urbanístico lo tiráis para hacer un mazacote tal que así:

¿Ciencia ficción? Pues no, eso pasó hace unos años. Si queréis leer la historia completa podéis hacerlo en este magnífico blog, un compendio impagable de historias sobre la arquitectura viguesa, explicadas, documentadas y sumamente interesantes.

Reitero mi tremendo sorpresón en las recientes visitas a Moaña, al notar cómo ha cambiado el pueblo y no sólo por las estatuas. Incluso el ayuntamiento, que es un edificio de lo mas interesante. Mezcla formas clásicas (forma de edificio de toda la vida, vamos) con un look mucho mas moderno, acristalado a lo grande y con un parquecito justo delante.

¿Y qué nos encontramos en el parquecito? El esqueleto de un hórreo. Era totalmente verdad aquello de que aquí hay hórreos por todos lados, y eso que no me hicísteis ningún caso. Sea uno enterito, u otro en los huesos como éste, el caso es poner un hórreo que adorna a la par que engrandece y ennoblece cualquier jardín.

Recientemente leí una noticia según la cual quieren dar un poco a conocer Cabo Udra, una punta rocosa de las rías bajas gallegas. No es mala idea, el sitio merece la pena. Por las vistas, las playas, las pedazo piedras (como la primera de esta entrada) y ser una antigua base militar, de la que sólo quedan restos. Se llega por carretera a un parking pequeño desde donde puedes ir por la izquierda a las playas, por la derecha al centro de interpretación del cabo y por el centro, monte arriba, donde hay las mejores vistas. Es evidente por donde iba a tirar yo. Y si una vez llegas donde hay vistas ves otro monte aún mas alto con un pequeño puntito en lo alto, está claro…

A por el puntito, que no es un vértice geodésico sino donde estaba el mástil de la bandera del destacamento militar, y desde donde las vistas son una verdadera gozada. Mar, monte, rías, aire fresco… la releche.

Más o menos por el centro de Galicia, al sur de Santiago, hay dos pueblos llamados Padrón y Caldas de Reyes unidos por una desagradable costumbre. Cada vez que llovía con fuerza se inundaban a lo bestia, en la tele salían las imágenes de las calles con un metro de agua, la gente quejándose, los comercios con la mercancía echada a perder y todo eso. Anda que no llevaban años ni nada con la misma historia. Como dejé de ir habitualmente por la zona le había perdido un poco la pista al asunto. Ultimamente pude ver que habían canalizado bastante mejor los ríos que cruzan ambos pueblos, tanto en Padrón…

…como en Caldas. Ahora falta saber si son efectivos, porque a la naturaleza cuando se cabrea pocas canalizaciones hay que la detengan.

Hay que ver a qué curiosos descubrimientos lleva la curiosidad, valga la rebuznancia. Llegados al concello de Teo, al sur de Santiago, veo río, veo puente, buen lugar para estirar las piernas y de paso sacar unas fotos tan bonitas como agradecidas a cuenta del agua, del cielo y de las nubes. Hale, ahí va la primera.

Ahora, a cruzar el puente. ¿Y qué me encuentro en pleno centro? Un señor mojón. Ojo, no confundirlo con el Señor Mojón de South Park aunque estaba el puente tan guarro, descuidado y lleno de basurillas que perfectamente habría podido serlo.

¿Qué decía el mojón? Por una cara que aquí es Coruña, por la otra que aquí es Pontevedra. Mira tú, nos hallamos ante un fabuloso «separador mineral de provincias» Pues nada, nada, fotos al canto para retratar el magno acontecimiento y aquí me tenéis en mi inmensa generosidad haciendo partícipe al resto del mundo de mi descubrimiento de forma totalmente desinteresada, sin patentes, royalties, licencias ni nada que se le parezca (los donativos voluntarios son bienvenidos).

«Mescolansa», dígase con ambas eses sibilantes como si usted tuviera acento de Canjas, o también conocido por «un remexer», es un concepto cuya definición básica sería que si quedan bien los cuadrados, seguro que los redondeles también. Y cuadrados con redondeles, ni te cuento. O lo que es lo mismo, si tenemos una zona (la Puerta del Sol) con edificios señoriales y preciosos como éste que aquí os pongo…

…o el afamado Edificio Simeón… ¿qué mejor que meter una supermodernez justo al lado? Y no os preocupéis, hombre, que a la gente ya se le acostumbrará el ojo.

Y el caso es que a mi el edificio éste, que es la nueva sede del Colegio de Arquitectos de Vigo, me gusta. Pero ahí donde lo metieron casi que chirría un poco a la vista.

Hasta el momento hemos visto rotondas con jamones, sputniks, avestruces, aviones, calamares, relojes y sabe dios cuántas cosas más. Sin embargo de la última visita a Lalín me traje la imagen de una rotonda que por mucho que la he visto, sigo sin saber qué es eso. Así es de lejos:

Y así es de cerca. ¿Hojas de Aloe Vera? ¿Las patas de un pulpo dadas la vuelta? ¿Tablas de Windsurf? De principio le quedará «la rotonda de los pinchos» aunque se admiten sugerencias sobre lo que representa.

Por cierto, si eres paracaidista y haces prácticas en Lalín, cuidado sobre qué caes o corres peligro de no poder sentarte en un par de meses.

Si hablando de Ribeira comentaba que algunos pueblos tienen algún símbolo que no sólo adorna sino que sirve para orientar al visitante, en Redondela tal función la ejerce una famosa farola situada en el medio del pueblo y teniendo a la vez funciones de rotonda. En su día recuerdo que cuando querías quedar con alguien por esta zona siempre era lo mismo «llegas a Redondela, te paras en cualquier esquina donde la farola y allí nos vemos». No fallaba oye, sitio perfecto, céntrico, todo el mundo lo conocía, podías aparcar un rato en doble fila y esperar tranquilamente hasta que llegaran los demás.

A cuenta del desprendimiento de algunos trozos en su fachada sucedido hace un par de meses, me fui a enterar que éste edificio de Vigo, en el que es imposible no fijarse por su forma y su cartelote luminoso, se llama «Edificio la Peineta» y está a punto de cumplir los 85 años.

A ser sincero hay que reconocer que la parte superior algo sí que se parece a una peineta. El cartelote luminoso se lo podían haber ahorrado, pero claro, como es lo que produce pasta…