Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Hala, venga, ahí va otro monumento más de esos que tanto me gustan, con su color marroncito y su oxido por todas partes. Este lo podéis ver en Bayona, en una pequeña península al lado de la playa de Santa Marta. A estas horas de la noche no recuerdo muy bien si era el «Munumento a la descubrición» o al «Mundo de más allá» o a lo que era, pero a algo sí que era seguro. De tamañito anda sobrado, compararlo con el banco que hay justo debajo y veréis que sus buenos cuatro o cinco metros sí que levanta, además está hecho en chapa gorda (y oxidada) de unos diez centímetros de espesor con lo que si alguna vez se cae, mejor que no sea encima de un callo porque entonces os oirán ese grito tan gallego de «¡¡¡Ay mi callo, carallo!!!» a muchos, muchos kilómetros de distancia.

En los alrededores, además de la playa hay una ermita, un pequeño paseillo, un puentecillo no sé si estilo japonés o de un pueblo de al lado y una preciosa estatua, que esa sí es bonita, de un delfinito atravesando un aro como los de los parques acuáticos. En granito de aquí, de ese que ni se mueve, ni se rompe (salvo agresión post-botellón de algunos gamberros con martillo) ni se oxida, ni mancha el suelo.

Muchas como ésta (la del delfinito) harían que las generaciones futuras, al observar su grandiosidad y la belleza de su diseño, cayeran rendidas recapacitando y abandonando vidas de lujuria y perversión se retirasen al estudio para dedicar el resto de sus renacidas existencias a hacer el bien. En cambio, seguimos haciendo inventos en chapa oxidada y así le va al mundo.

Madre mía, cómo está ardiendo Portugal. Todos los días veo nubes enormes de color marrón levantarse aquí y allá, un día, otro, otro, el sábado sin ir más lejos tocó cerquita de Valença. Horas y horas de incendio, horas de ver el monte quemándose.

Desde mi casa se ven todas las montañas de Portugal que bordean el Miño y veo como la nube se extiende kilómetros y kilómetros. Incluso en Bayona se veía una nube marrón muy similar que tenía toda la pinta de provenir de un incendio, no sé si del mismo que se ve arriba u otro diferente.

Que parece que no, pero hay que ver cómo un incendio normalito genera kilómetros y kilómetros de nube oscura.

Es para darse con un canto en los dientes porque en Galicia no hay casi incendios a pesar de la ola de calor que nos persigue desde hace tiempo, me cuesta recordar un verano tan caluroso como éste del 2010 y sin embargo los incendios son contaditos.

Y como tengo el antojo, qué mejor idea que pintarlo en pleno monumento al «Encuentro entre dos mundos» en Bayona para que se entere todo el mundo. En fin, paciencia, hay gente como esta porque tiene que haber de todo en este mundo…

Por si os interesa ver un folleto con los aspectos mas interesantes de Bayona, aquí lo tenéis.

Ya puestos con las panorámicas hoy toca una de la pequeña península sobre la que están situados el parador conde de Gondomar con su forma de castillo, el muelle de colores al que mas de una vez me voy a pasear, el Club de Yates de Bayona y la cantidad de yates que allí aparcan. También se puede apreciar una gaviota que me miraba interesada y posó como una campeona. Imprescindible como todas las panorámicas pinchar en la foto para verla en grande.

Hace unos años los conocía gracias a los documentales de la tele y para de contar. De un tiempo aquí, veo cormoranes por todos lados como estos tres tranquilamente posados en una barca de Bayona, asoleándose ricamente y sin la menor preocupación. El día que me pase por las Cíes otra vez (debe hacer unos quince años desde la última visita), que los hay a punta pala, me imagino que me inflaré a retratarlos y vosotros a sufrirlos aquí mismo.

Caminando por la parte de atrás del paseo del Monte Boi, en Bayona, de pronto vemos moverse un algo unos metros mas adelante… oye… ¿es eso lo que creo que es?

Efectivamente, una rata de dimensiones no considerables pero sí respetables, probablemente prima de la ratita presumida, se hallaba ejerciendo como dominguera a la par que nosotros. Mientras la parienta escapaba despavorida, uno, de habitual mas amistoso con el bicherío variado, se entretenía sacándole fotos porque este tipo de cosas si no quedan documentadas en un blog es como si no hubieran existido. Y la rata hasta parecía contenta por tener compañía.

Son las 14:00 de la tarde. Xynthya está pasando por Galicia. Sopla viento, pero más viento tiene soplado otras veces. Llueve, pero más ha llovido otras veces. Si no cambia el cuento, esto va camino de ser un bluff por lo menos en el Baixo Miño. El mirlo de mi jardín se ha ido, supongo que a comer. En su cara no se veía el menor signo de preocupación. Recordaros que Bayona es así los días que no hay tormentas tropicales. Cuando las hay cambia un poco, pero mas ha cambiado otras veces.

Para ver si estas cosas con preocupantes o no, nada como echar una ojeada en los lugares por donde ha pasado ya. Si queréis podéis ir viendo cómo va el tema en la página de Wikipedia correspondiente a Xynthya.

Yo sigo con la historia de tirar una botella al mar y a ver donde acaba, pero parece que los americanos también les da por algo parecido, tiraron un minisubmarino sin tripulación llamado «Scarlet Knight» al mar y en 221 días había cruzado el océano atlántico. Como prueba de la hazaña han puesto esta placa en el paseo de Bayona. A ver si cuando aparezca alguna de mis botellas alguien hace algo similar.

Fijaros qué derechito se vino Colón y cuantas eses hizo el robotito, parece los recorridos que hago yo cuando me voy de excursión por ahí.

Ayer aproveché el buen día que hizo para darme una vuelta por Bayona, luz perfecta para las fotos y temperatura agradable para callejear salvo cuando se levantaba airecito, que pelaba de frío. También fue una jornada curiosa porque me senté al sol para un rato de fotosíntesis y un momento después tenía correteando a mi alrededor a este pequeño elemento o elementa, que me miraba y me miraba pero ni se asustaba ni escapaba. No se marchó hasta que apareció una paloma para ocupar su sitio.

Un rato después intentaba fotografiar un puente y bajo él, un cormorán jugaba a nadar, sumergirse y reaparecer una y otra vez. Hacía tiempo que no veía tanto cormorán por esta zona, antes ya había visto otros tres asoleándose en una barca. Este siguió nadando hasta que le apeteció y luego desapareció bajo el puente.

Hubo mas bichos, pero las fotos de la rata me las guardo para otro día. No os preocupéis, que saldrán…

Alrededor del parador de Bayona tenemos el paseo de Monte Boi. Los días que no hace mucho calor se suele llenar de gente que va a dar una vuelta, a estirar las piernas, a contemplar las magníficas vistas de la ría, de las Cies o las puestas de sol en el mar. En total son unos dos o tres kilómetros que dan para media horita caminando. Hasta ahora la única pega era que el suelo era de tierra, bastante incómodo con sol o peor aún cuando llovía. Acaban de cambiarlo por un suelo de losetas y francamente, mil veces mejor aunque ya hay quien se quejó porque prefería el de tierra que es «mas natural».