Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Punta Roncudo debe ser un cabo de segunda categoría, porque si bien el entorno es impresionante, el faro es pequeñito y feo. Lo mismo debe pasar en Punta Insua (Laxe), donde hay un faro gemelo. Para llegar al de Punta Roncudo sale una carretera de unos tres kilómetros desde el puerto de Corme bordeando la costa y el día que pasé por allí soplaba el viento con ganas. Se puede observar una cruz abajo a la izquierda, y mostraré mas adelante otras dos allí al lado. Toda esta costa está sembrada de cruces, no es difícil imaginarse porqué.

Las aguas de las rías gallegas están sembradas de polígonos de bateas, un algo tal que así:

Para quien no lo sepa, una batea es una construcción flotante generalmente de madera, con o sin solución habitacional superior (caseta), que se dedica habitualmente a la cría del mejillón.

De cada batea cuelgan multitud de cuerdas a las que previamente se les ha enrollado una tela llena de crías de mejillón y se dejan colgando hasta que engordan los suficiente como para recogerlos, pasarlos por la depuradora y directos al puchero. Si queréis saber más del tema, pasaros por aquí.

Aquí va una foto del faro de Punta Nariga del que ya hablamos el otro día, pero mas cerquita. Como decía, es nuevo, es bonito y como curiosidad tiene una base triangular, ahí veis las tremendas esquinas del triángulo. Por la parte de atrás tiene un mirador con asientos de piedra y una estatua de lo mas curioso. Se puede subir a la base del faro por unas escaleritas estrechas y muy empinadas. Desde aquí la vista es tremenda hacia el oeste, toda una sucesión de cabos, acantilados y rompientes.

Fijaros cómo está la barandilla. Para todos aquellos a los que les gustaría tener una casa junto al mar, recordaros que el mar se come todo lo metálico. Si no te gusta el bricolage o reponer bisagras, cerraduras, barandillas y un largo etcétera año tras año, búscate otra ubicación.

Cuanto mas tiempo pasa, cuanto mayor es el número de fotos que voy acumulando, mas enamorado estoy de la simplicidad, del menos es mas que forma parte de mi visión de la vida. Una línea, dos tonos de azul, dos pequeñas manchas blancas. Cuántos menos elementos en la imagen, mas te centras en lo que ves. Cuanto menos acumulas, mas disfrutas lo que tienes.

Hablando sobre técnica fotográfica, las cámaras digitales modernas con capacidad para sacar fotos tipo RAW tienen un ajuste llamado «Balance de blancos» que aunque originariamente estaba pensado para mejorar la fidelidad de los colores mediante un ajuste del color blanco (de ahí su nombre), se suele utilizar también para alterar las imágenes hacia la calidez o frialdad de tonos según cambiemos el citado balance. Aquí tenemos la misma imagen de una playa en Aveiro (Portugal) con tonos cálidos (anaranjados):

Y con tonos azulados, mas fríos:

Aunque la imagen es la misma, la impresión que causa en quien la ve resulta totalmente diferente. La segunda es mas real pero mas fría, mas distante. La primera tiene una dominante de color anaranjada pero casi resulta mas agradable.

Lejos quedan aquellos tiempos en que uno podía irse al puerto de Vigo, caminar libremente entre bielas y pistones destinados a remendar motores de barcos necesitados de ayuda para poder seguir navegando.

O sacar docenas de texturas diferentes de los cascos de los barcos, con sus mil capas de pintura en esa lucha perdida de antemano contra el óxido, y el mar siempre azul contrastando como fondo.

Todo cambia, hoy en día hemos ganado vallas, barrotes, videovigilancia, puerta de seguridad giratoria, tarjeta de seguridad, etc, etc. Progresamos, lo que no sé es hacia donde, y lo que sí sé es que cada día podemos hacer menos cosas «por si acaso esto», «por si acaso lo otro».

Si tuviera que quedarme con un faro de los vistos en el recorrido de hace unos fines de semana, sin duda sería con el de Punta Nariga. En plenos acantilados, nuevecito, bonita forma y preciosas vistas. Eso si, en la carretera que lleva a Punta Nariga mucho ojo al pasar por un pueblo llamado Couto, con una curva criminal de 180º sin señalizar. De esas curvas que pasar a mas treinta por hora es arriesgar la propia integridad. «Ojito al temporal» transmitían por todas partes aquellos días y fijaros qué cielo, qué azul, qué tranquilidad…

No es la primera vez que menciono Nazaré en este blog, situado junto a la costa mas o menos en la mitad de Portugal, con su playa y su funicular centenario. Estos días encontré un par de fotos en que se ve, no el actual (ha sido renovado) sino el anterior. Cosas de las fotos de hace unos años. En esta se ve la vía de subida, el sitio donde se cruzan, un funicular subiendo y otro bajando. Para quien no los conozca, ambos están unidos por un cable y el que baja «tira» del que sube para ayudarle.

Aunque en la primera foto no se aprecia la inclinación de la subida, en esta segunda sí que se ve. Es esa línea diagonal que sube hacia la derecha en la falda del monte. Y el acantilado una verdadera preciosidad, tanto por este lado como por el otro.

Como pueblo poco mas tenía que ver, el mar, la playa, el acantilado y subir en el funicular. Sin embargo, en la zona que va desde Nazaré a Lisboa hay mucho, pero mucho que ver: playas, acantilados, monasterios, castillos, etc. Para mi gusto, la zona mas interesante de todo Portugal.

Qué bonito fue aquel plan llamado «Abrir Vigo al mar», cuántos mamotretos se levantaron por aquellos entonces en esta ciudad y cuántas fortunas crecieron a su amparo. Unas que que siempre me llamaron mucho la atención fueron las «Torres Ifer», llamadas así por la promotora que las construyó. Vean, vean…

Total, con todos los edificios de la misma altura, ya era hora de hacer algo diferente. Si casi no estorban, además se puede ver muchísimo mar a ambos lados e incluso entre una y otra. Denunciadas, con sentencia de derribo por parte del Tribunal Superior de Xusticia de Galicia, el ayuntamiento hizo encaje de bolillos ignorando sentencias en firme hasta que pudo apañar algo para legalizarlas, chis, chás, magia potagia, edificios legalizados y aquí no pasa nada… this is spain. Ahora, no te hagas una casa y se te vaya medio metro sin querer, porque en nada tienes las excavadoras a tu puerta (salvo que en el piso de abajo tengas al Club Financiero Vigués como tienen las torres Ifer, que algo siempre ayudará): es lo triste de ser pobre, nunca hay alegría que dure.

El lunes pasado tocaba foto de Malpica desde el puerto. Hoy pongo una desde enfrente, desde la subida al Cabo San Adrián. Como se puede apreciar, teniendo Malpica una península privilegiada, nunca falta el constructor con aviesas ideas en la cabeza y picores en el bolsillo. De no ser por la crisis inmobiliaria, me juego lo que queráis a que en breve habría un edificio en lo mas alto del montecito. Somos así, qué le vamos a hacer. Sitio privilegiado que existe, sitio que estropeamos.