Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Al pensar en el interior de un castillo uno se imagina grandes muros, sótanos lóbregos, ventanas estrechas desde las que dispararle flechas al enemigo, torres y lámparas gigantes de las que colgarse un Errol Flynn cualquiera para cruzar las estancias de un lado a otro escapando de los malos, además de chimeneas y grandes cenas en salones. Puede ser que el castillo de Castro Caldelas haya tenido todo eso alguna vez, pero hoy en día el interior ha sido reconvertido como sala de exposiciones y ya véis el resultado. Piedra nueva, mucha madera y acero, carteles, vitrinas, por un lado pierde su encanto, por otro gana una utilidad mas acorde con el mundo real. Los que cerramos los ojos e imaginamos espadachines escapando escaleras arriba en busca de la dama encerrada en la torre nos quedamos con dos palmos de narices.