Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Efectivamente, ya es primavera, bienvenido sean el sol, el calor, los cielos azules, los paseos por la playa y esa alegría que te da el buen tiempo. Aprovechemos para salir, disfrutar, viajar (aún más) que de momento sigue siendo gratis pero al paso que vamos cualquier día son capaces de empezar a cobrarnos un impuesto por uso y disfute de elementos naturales.

Llegando al CGAC para aquella maravillosa visita, me sorprendió encontrar a la puerta un bebedero de patos. De piedra, porque en Galicia todo lo que hacemos sean casas, muros u obras de arte tienen que ser de piedra. Coño, me dije, qué buena idea tener un bebedero a la puerta del museo por si se te ocurre salir a culturizarte con tus patos o por si apareciera un pato desvalido necesitado de líquido.

Pero hete aquí que reparo en un pequeño cartelito situado en la pared y que, sielo santo, nos indica que el bebedero no es tal sino una obra de arte, me imagino que gozará de tal condición por haber sido el primer bebedero de patos hecho de granito de dos micas, superficie pulida y agujero trapezoidal para el agua. Simplemente espectacular.

Sin embargo a veces no todo resulta perfecto y como veréis, ningún pato sucumbía ante la atracción de la obra. ¿Porqué? Porque los patos que van al CGAC llevan jersey negro de cuello subido y gafaspasta, y esos si no es Perrier o Evian, no beben. Qué pena, una mala elección del agua y no se llega al gran público, es dura la vida del artista.

Eso parece que sucede en este tejado de Ponte de Lima, otra cosa no sé, pero parabólicas hay un rato y la onda que llegue va a tener que repartirse entre todas. No digamos nada de la pobrecita que queda en la parte inferior, avasallada por las dos de arriba. O la pobre que está encima de las otras tres, orientada a sabe dios dónde. Siempre pensé que las parabólicas se orientaban a un satélite determinado como parecen haber entendido todos los demás, en cambio quien instaló ésta parece que buscaba innovar. Quien sabe, igual es el mas listo de todos y le está cogiendo la onda al de una parabólica vecina o ha descubierto un satélite nuevo en los confines del universo que transmite programas interesantes (total y absoluta ciencia ficción).

Ponte de Lima (y unos cuántos sitios más cuzando el Miño): wifi gratis en la calle para uso, disfrute y regocijo de ciudadanos y visitantes. Aquí: intentas hacer lo mismo y en nada tienes a la CMT (Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones) a punto de largarte un multón, como ya pasó con Ponteareas y acaba de pasar con Málaga. Entre fomentar el uso de internet y favorecer a los operadores telefónicos (internet de pago) ya se ve qué prima en un lado y otro.

En varias playas portuguesas conservan restos de molinos de viento, han sabido aprovecharlos manteniéndolos bien o rehabilitándolos, se pone un paseo de maderitas, unos bancos y hala, ya tenemos otro sitio para que la gente pasee, ande un poco, se saque fotos y tome el sol ricamente. Si en la otra esquina del paseo ponemos un chiringuito donde haya martinis, la mañana del sábado puede bordear lo perfecto.

Lo que no conservan son las aspas, y es una pena porque ver todos estos funcionando a toda mecha tiene que ser todo un espectáculo.

Dicen que los gallegos provenimos de los celtas, pero de quien realmente debemos provenir es de los galos y más concretamente de Obelix, porque cosa que queremos celebrar, inauguración que nos encontramos, venga un menhir con plaquita al canto. Además, con lo discretillos y elegantes que son, alegran sin dudarlo cualquier esquina o parquecillo, cuando una triste y desangelada superficie de cemento como en este caso.

Pregunta. ¿Cuál es la capital española situada a mayor altura sobre el nivel del mar?
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Una pista…

Efectivamente, es Avila a 1.127,9 metros sobre el nivel del mar. Ventajas de irlo fotografiando todo, todo, todo.

Aquí tenemos otra de las estatuas que se pueden ver en Moaña desde hace poco. Esta se halla al final del paseo marítimo, cerca de la rotonda de los calamares. Se trata de una ballena creo que hecha en mosaico de cerámica y llamada «Anduriña» según dice la placa del suelo. Algo raro, porque mira que hay nombres para una ballena y le van a poner anduriña, que significa «golondrina» en gallego. Ballena, golondrina, misma cosa no es.

Lo mejor es que tiene un señor asiento con respaldo e impresionantes vistas al mar, así además de adornar, presta un servicio social a todo aquel que quiera disfrutar un rato. Incluso a las gaviotas, que lo han convertido en un WC de alto standing según certifican los churretes blanquecinos del lateral. Y es que las gaviotas son firmes seguidoras del conocido dicho:

Para cagar a gusto
súbete al alto
que la mierda se espalla
y no huele tanto.

A la hora de dar una vuelta por Villagarcía lo prácticamente imprescindible son tres sitios: primero el paseo de la Marina, al que le adjudicaremos una entrada propia. Segundo, la Rua da Baldosa donde se toman los vinos, hay mas chiringuitos por metro cuadrado y en verano se llena de terrazas tan apetecibles como éstas.

Y tercero, el río Con, el mismo que inundaba cada dos por tres parte de la ciudad. Si es que basta ver las dimensiones de los ojos de éste puente para saber que a poco que se taponen, que en eso las riadas son especialistas al arrastrar palos, troncos y demás, el follón está asegurado. He leído que recientemente han hecho obras para evitar estos problemas, a ver si es verdad.

Del pasado fin de semana he sacado tres conclusiones. La primera es que menudas ganas había de sol y calorcito, fue asomar las orejas con veinte grados en el exterior y hasta se siente uno revivir tras los meses de hibernación mental. La segunda que lo de sin rumbo, destino ni horarios sigue totalmente vigente, a principio de semana tenía pensado un destino, el sabado cambió al conocer la lotería la previsión de Meteogalicia, y según fueron apareciendo cosas interesantes acabó saliendo otro recorrido diferente. Por último, recordar que por muchas rotondas horribles que hayas visto siempre puede aparecer una nueva intentando romper todos los récords. Esto es lo que encontramos a la entrada de Povoa de Lanhoso, Portugal.

Una tremenda rotonda llena no de pepitas, sino de pepotas de oro con forma de mina marítima y tamaños variados a la que la foto no hace honor en su plena fealdad, que una cosa es verla en fotos y otra muy distinta sufrirla en vivo.