Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Este panteón se encuentra dentro del convento de Santo Domingo de Bonaval, en Santiago, y su entrada es tal que así. Justo al fondo hay un retablo, en el suelo tres coronas de flores sobre tres losas donde se supone están enterradas tres personalidades gallegas, pero como la foto me salió pelín oscurilla, más que ver os lo vais a tener que imaginar.

A mano izquierda hay una tumba, la de Rosalía de Castro. Como no soy hay gallegos ilustres sino también una gallega, qué raro que no haya aparecido aún algún cenutrio/a paritario/a pidiendo que se le cambie el nombre por «Panteón de galleg@s ilustres e ilustras». Reiros, reiros, que otras cosas también las considerábamos imposibles y ya véis.

A mano derecha encontramos la tumba de Castelao. Aunque palmó en Argentina, sus restos fueron trasladados aquí en 1984.

Este estaba en el techo. No sé si será algún gallego ilustre, pero bueno, por si acaso y porque me cayó simpático lo sacamos también.

Un de los efectos secundarios del tremendo temporal que tuvimos estos días atrás fue que el mar ha reclamado para sí la obra que el alemán de Camelle fue creando a su orilla, llevándose las piedras de las esculturas y averiando aún más la ya de por si depauperada construcción que fue su vivienda.

Nunca tiene prisa, pero nunca para. Nos deja hacer con paciencia, sabedor que cuando quiera no somos nadie frente a él. Mucho tendríamos que aprender del mar.

Qué curioso ver en Guitiriz cómo hasta de los carteles de las calles han hecho un signo distintivo a base de la G. Fijaros cómo son. Parece mentira, pero aquí alguien no sólo sabe de marketing y creación de marcas sino que además hace un uso práctico de la teoría. Cuántas cosas tan simples como ésta se podrían hacer y qué pocas van adelante porque como no dan pasta inmediata ni votos para las elecciones, no interesan.

No sé si os sonará quien es el juez Falcone, se trataba de un magistrado italiano que se convirtió en un símbolo por decidir hacer lo que había que hacer, no aceptar presiones o sobornos e ir contra la mafia. Por desgracia, acabó siendo asesinado por la vía de hacer explotar mas de media tonelada de dinamita oculta bajo el asfalto de la autopista, un tema bastante digno hasta para una película. Dando una vuelta por la alameda de Noya nos encontramos un monolito y una placa dándole nombre a una calle dedicada a éste juez. Sabía que le habían hecho muchos homenajes, pero no que hubieran llegado hasta aquí.

Alucinadito me quedé cuando la vi de sopetón al salir de un parking, ni la conocía ni había oído hablar de ella así que la sorpresa fue mayúscula al ver en plena Avenida de Xoán XXIII (bien cerca del casco viejo santiagués) semejante edificio acristalado, fino y elegante. Habrá a quien no le guste porque no se parece a un castillo, pero bueno, mala suerte, a ver si a la siguiente le ponen almenas. Al ir en domingo me quedé con las ganas de ver el interior, apuntado para la próxima visita en día laborable.

En el mismo sitio donde pude ver el Google de crochet, se podía admirar también un precioso cerdito hecho con la misma técnica. ¿No dan ganas de comérselo?

Tengo que reconocerlo, me pierdo por los detalles kitsch.

Si que es injusta, si. O por lo menos no me parece justo que uno se acerque a la zona recreativa del Xirimbao, en el concello de Teo (cerca de Santiago), vea esta pasarela, se haga mil ilusiones sobre cruzarla pegando saltos para hacerla vibrar, tirar piedritas desde el medio, echar una meadita en un río desde lo alto…

En esto que al acercarse, así me la encuentro… madre mía, sólo le falta una puerta blindada en el centro.

Y digo yo… ¿ésto es así porque es así o porque me vieron acercarme? Cachis la mar, con lo que me gustan estas cosas y me dejan con la miel en los labios… tengo que acordarme lo de meter una escalera plegable en el coche. No por nada en especial, por si acaso…

Si hace meses vimos la famosa escalera helicoidal de Santo Domingo de Bonaval, hoy toca verlo por fuera y en unos días vendrá el Panteón de Gallegos Ilustres situado en su interior. Para quien no lo conozca tiene forma de convento porque, además, incluso era un convento, con su iglesia, su claustro y todo lo demás.

Dentro también podemos ver el Museo del Pueblo Gallego, que ya os imagináis como es: una exposición de objetos típicos desde la barca pesquera artesanal a telares manuales pasando por trajes típicos de aquí.

Y de todo, me quedo con la escalera. Fijaros qué curiosidad salir por una puerta y encontrarte algo como ésto.

Aquí tenéis foto de la Casa de la Parra, lugar bien conocido en plena Plaza de la Quintana de Santiago. Oficialmente es conocida por ser una obra del siglo XVII (el piso de arriba es una añadido actual), por su chimenea y sobre todo, por los racimos de uvas tallados en la piedra a ambos lados de la puerta principal. Extraoficialmente se conoce porque cuando hace fresco pero sale el sol, en las escaleras de la plaza situadas delante se está de vicio viendo la vida pasar. Curiosos usos que seguro nunca imaginaron aquellos que construyeron la casa.

En Caión, al lado del puerto tienen una cueva que una vez vista le ha quedado definitivamente el nombre de «La cueva de los neumáticos». Fijaros en ella, con esas ruedas viejas en primer plano.

Pero no son sólo los del primer plano, si nos acercamos más podemos ver que al fondo de la cueva hay una verdadera invasión.

Y otros tantos en el trozo situado al lado de la cueva. Me imagino que serán neumáticos de los que llevan los barcos en sus laterales para no rozarse con el puerto que se han ido cayendo y el mar los arrastró hasta aquí, porque sólo faltaría que fuera el vertedero de un taller.

Visto lo visto, una limpiecita a la playa seguro que no le venía nada mal.