Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Paseando por Oporto, cerquita de la Ribeira, me encuentro una casa con un cartel y… ¿qué es eso que ven mis ojos? ¿Una bella señorita escasa de ropa sentada en la barandilla?

Una bella señorita no, un bello maniquí puesto probablemente para llamar la atención del respetable hacia el cartel en lo alto. ¿Recordáis esos carteles con «Sexo gratis» en grande y luego en chiquitito «Ahora que hemos conseguido que nos prestes atención…»? Pues esto, lo mismo. Hay que vender, que está la cosa muy achuchada y cualquier ayuda es bienvenida.

¿Sabéis porqué tardó tanto en curar mi esguince de tobillo? Porque siempre voy mirando hacia arriba, así descubro cosas como éstas pero de paso meto el pie en bordillos de aceras, tapas de alcantarilla hundidas y huecos para arbolitos.

Con esto de la crisis ya he visto varias veces carteles o pancartas poniendo a caer de un burro a algún empresario de esos cuyo principal mérito es ser capaces de hundir una empresa en tiempo récord por muy saneada que la encuentren. Estos, sin ir mas lejos, los vi el sábado pasado.

Historias así las vivo prácticamente a diario en el trabajo. No os podéis imaginar la cantidad de inútiles con empresa que nos rodean. Mientras las cosas van bien no se molestan en provisionar un euro, todo se va en sueldos, viajes, coches a cada cual mas caro, ni hacen un miserable curso para entender qué son esos números que se sacan de la contabilidad, ni la mas mínima previsión de futuro e incluso los hay que van de sobrados, con ideas peregrinas como que los impuestos se calculan como quieren ellos y no como dice la Agencia Tributaria. Cuando las cosas se tuercen se dan cuenta lo que significa una empresa sin reservas, lo que realmente cuesta un Porsche Cayenne o, al empezar a llegar los requerimientos, que al final Hacienda si quiere se acaba enterando de sus chanchullos.

Pero lo mas triste es que quienes acaban pagando el pato de un jefe incompetente son y serán siempre los mismos: los trabajadores.

Cada vez que voy camino de Barra de Miño no puedo por menos que sorprenderme con un cartel que da nombre a una funeraria, la Funeraria Preventiva, un nombre que de por si me parece una paradoja: las funerarias se ocupan de ciertas cuestiones cuando ya no hay otro remedio, y si no hay remedio, ¿qué puede prevenir?

Poner, ponía «Punto de pan caliente» hasta que apareció uno de estos artistas de lo ajeno para explorar todas las nuevas posibilidades del cartel y hala, a disfrutar se ha dicho con su obra.

En Ribadavia, el 4 y 5 de julio. Avisaos estáis y ojito, que en verano el vino del ribeiro fresquito baja rápido y se sube mas rápido aún. Ideal para acompañar unos pimientos de Arnoia (grandes, verdes, no pican) o de Padrón (pequeños, verdes, «unhos pican e outros non»). Posteriormente os podéis dar una vuelta por el pueblo que aún tiene unas cuantas cosas que ver.

En tiempos de crisis, cuando no hay que buscarse las lentejas pero falta pasta para pagar agencias de publicidad, se imponen las soluciones ingeniosas y cercanas para llegar a la gente. Una cuartilla, un rotulador, un trozo de cinta adhesiva y a sembrar las calles se ha dicho. Llamativo, lo que es llamativo, no es, pero por lo menos se lee bien y demuestra una actitud proactiva, de búsqueda de cliente, y no reactiva, de estar sentado a ver si aparece alguno de chiripa.

Es triste pidil pero es mas triste tenel que robal asín que no me arranques el cartel venga yaaaaa…

Nuevamente elecciones, esta vez al Parlamento Europeo, que según el común de los mortales viene a ser una especie de cementerio de elefantes del que sólo tenemos noticias cuando a un iluminado se le ocurre asar la manteca y se saca de la manga una medida fuera de toda lógica. Mientras aquí tiraríamos del campanario al de las ideas peregrinas, al ser un pelín mas civilizados en Europa hasta lo escuchan, discuten su propuesta e incluso la votan. Como parece ser que la mitad del tiempo los señores eurodiputados lo pasan de viaje o en la cafetería VIP, alguna vez una de esas votaciones sale adelante y hala, a cargar con las tonterías de otra acémila como si no tuviéramos suficiente con las de aquí. Pues bueno, a lo que íbamos. Otras elecciones, otro montón de gente rezando porque no le toque presidir una mesa electoral, otra campaña, muchos mítines, mas y mas y mas políticos en la tele, pero mira, dos detalles me han hecho reír. El primero es un cartel del Partido Comunista Gallego. Nada de aburridos carteles con candidato y sonrisita, aquí a repartir estopa se ha dicho:

El otro cartel es de un partido que ya ni recuerdo, «Vamos en serio» dice. Pues hombre, para ir en serio el cartel da mas risa que otra cosa…

Así que esta vez mejor nos reímos, que tras las elecciones ya nos tocará llorar.

..dos veces bueno, pero tanto, tanto, hasta es exagerar. Nada de poner dirección, número de habitaciones, precio, si es alto o bajo, grande o pequeño, «se vende o alquila piso» y ya llamarán… si señor, con un par.

Que conste que interesar, interesa, fijaros en la de papelitos que faltan en la parte de abajo.

Si eres concejal de servicios y no atiendes bien a tus vecinos, puedes encontrarte un día en plena calle con carteles como éste que nos encontramos pegado en una pared de Cangas. Hala, toma, no nos harás caso pero pedir, pedimos y sin pulla no te quedas. Qué sería de nosotros sin ese vicio tan común como es meterle el dedo en el ojo al contrario.