Hacia Las Antípodas

Escrito por: Jc | Categoría: Humor | Publicado el: 14-03-2010

Cerca de la rotonda de La Ramallosa, al lado de Bayona, encontré no hace mucho una señal con un cartel en forma de flecha medio caído. Me acerqué por pura curiosidad y la flecha indicaba, como no, en dirección hacia Las Antípodas. Donde iban a estar sino ahí, hacia abajo, siga recto a unos doce mil kilómetros de nada…


Señal con indicador


Las Antípodas

Viva el culto al estómago

Escrito por: Jc | Categoría: Coruña, Ocio | Publicado el: 17-02-2010

Y llegó la entrada posterior a la que hacía referencia en la entrada anterior tras haber dejado algunas entradas por el medio. Visita a Santiago para ver la Puerta Santa, el Hostal de los Reyes Católicos, mil y una calles, todo como excusa para hacerle una visita al San Clemente y dar rienda suelta a la gula acumulada. Pero se ve que como en vez de entrar por la Puerta Santa la usé para salir, hacer las cosas al revés tiene su castigo y me encontré el restaurante cerrado por vacaciones. Porca miseria, ¿a ver si esto va a ser efecto del gato negro que me crucé hace un año? ¿Y ahora qué hago? Recuerdo que cerca de la Casa de la Troya había uno llamado los sobrinos del padre del buen pulpo o algo así. Allá nos vamos. Unos metros antes la pituitaria emite una señal de parada inmediata porque algo ha detectado. Nos hallamos justo delante de un establecimiento de comidas llamado «Bierzo enxebre«. Tres puntos rojos de la Guia Michelín en el cristal. Una foto de las Médulas en el interior. Las nubes se abren y un rayo de sol ilumina la puerta del local. Esto es una señal, una revelación, hay que verlo, catarlo y disfrutarlo. Allá vamos y que sea lo que dios quiera.


Casa Bierzo Enxebre

Primera impresión, chica rubia impecablemente vestida de negro nos indica que hay sitio y nos sitúa a los dos en una mesa para cuatro. Digo los dos porque también venía la parienta, si hubiera ido yo solo no me habría complicado tanto y comería en cualquier cadena murtinasioná de comida rápida. El problema es que a ella su madre debería haberla llamado Joquefina, porque la carne de rata a la plancha con queso de plástico en medio de un trozo de pan minúsculo no le va mucho así que hay que buscar un sitio más acorde a su glamour y condición. Y éste lo era, decoraban las paredes sendas fotos de Corelia y Maruxa, la alegre parejita de Santiago. Es curioso, pero estas fotos las he visto a la venta en varias tiendas de recuerdos. Como ésto siga así, el apóstol Santiago va a tener competencia por el liderazgo turístico de la ciudad. De las obras que se exponen en el CGAC ni he visto fotos a la venta, ni postales, ni se espera tal acontecimiento. Es el triste sino del pueblo llano, preferir hechos entrañables y personajes cercanos antes que la «kultura» y el «harte».


Corelia y Maruxa

Dejándonos de leria (dícese de la conversación amigable sobre cosas sin importancia), una vez sentados a la mesa fuimos impecablemente atendidos por una simpática y amable camarera con problemas de memoria y disposición visual, es decir, de las que su empeño y atención al cliente se ve empañado por ser fácilmente olvidadiza en lo que se le pedía y escasamente dada a levantar la vista para ver si algún cliente quiere pedir algo, ese mal que tanto aqueja al personal hostelero. Aún así, la impresión final de su servicio en lo que a trato se refiere fue altamente positiva. Volviendo a los hechos que nos preocupan, como primer plato pedimos caldo gallego. No se dejen ustedes llevar por lo turbio de su aspecto como si de una sopa de ciénaga se tratara. Tras medio día pasando frío, una taza calentita con sus habas, su repollo, su patatita, es que entró de película preparando el estómago para los asaltos siguientes.


Caldo Gallego

¿Qué vino luego? Pulpo, Botillo del bierzo acompañado por Ribera del duero (lo siento, los vinos gallegos no me acaban de entrar para comidas abundantes), postres, cafés de pota con su botellita de aguardiente blanca de acompañamiento y la copita con licor de guindas. Madresita, madresita, estábamos que reventábamos. Cuarenta euros en total ponía la nota pedida tres veces a la señorita camarera de frágil memoria. Gracias a quien corresponda haber puesto éste local en mi camino porque ha merecido la pena. Y ahora, a caminar diez kilómetros Santiago arriba y Santiago abajo para bajar todo lo que le hemos metido al cuerpo.


Café y licores

Ha nacido una estrella

Escrito por: Jc | Categoría: Ocio | Publicado el: 10-02-2010

Y de casualidad, por variar. Entrando en Los Ancares recordaba un castillo en lo alto, miré el mapa Michelín de hace cuatro años (insisto, los GPS son para cobardes) y en el primer sitio que vi el dibujito de un castillo allá nos fuimos. Buscaba el castillo de Doirás pero el que apareció fue el de Balboa. Bueno, ni eso, porque al principio no aparecía el castillo ni de broma. Llegamos a la hora de comer y lo primero que vimos fue una iglesia. Luego esta palloza, una de esas casas circulares con tejado de paja, en el centro del pueblo.


La Palloza de Balboa

Entramos, estaba oscurito, echamos una ojeada y coño, qué sorpresa, si es un restaurante con sus mesitas, sus sillitas, su chimenea gigante en el centro y su escenario, supongo que de noche habrá copas y fiesta. Fijaros cómo es el tejado, vigas de madera distribuidas de forma radial, ramas cruzando y por encima de todo, el techo de paja. Construcción 100% natural.


Segundo plato

¿Comemos aquí? Pues nada, comemos. Mi madre, qué comilona. A escoger entre seis primeros y seis segundos, todos apetecibles, nos pedimos un crepe de espinacas y piñones con salsa de pimienta para empezar, de segundo la parienta optó por las carrilleras y yo por el codillo a la cerveza. Tarta de castañas y biscuit de almendra con chocolate caliente para postrear, pan, vino, cafés, cuando a la hora de pagar me dicen veintiocho euros es que lloraba de alegría… diormío, esto es el paraíso.


Segundo plato

Apuntarlo en vuestras agendas, si alguna vez pasáis por la A-6 en la frontera entre Galicia y León, coged la desviación de Ambasmestas y tirad hasta Balboa si queréis disfrutar de la buena mesa. El estómago os lo agradecerá.

Comer bien por mis huevos

Escrito por: Jc | Categoría: Varios | Publicado el: 31-01-2010

En el centro de Vigo hay un sitio bastante curioso para comer bien y barato, «El Gallinero». Su especialidad son platos con base de pollo o huevos, ricos y abundantes. La decoración es por el estilo, todo a base de huevos, pollos, cuadros de gallinas y similares. Siguen abiertos aunque el edificio esté en reformas por la aparición de una grieta en la fachada. Pero tranquilo, no hay peligro de que caiga algún cascote mientras estás comiendo y te rompa los huevos.


El Gallinero

Otro clásico son los carteles que suelen dejar cuando se van de vacaciones, aquí podéis ver uno de ellos.

Restaurante Zarampallo

Escrito por: Jc | Categoría: Ocio, Orense | Publicado el: 27-01-2010

Muy buen descubrimiento el que hicimos en diciembre. Un día entre semana acabamos en Orense, era tarde, buscábamos dónde comer por el centro y al pasar delante de éste restaurante me fijo en en los circulitos colorados de recomendado por la guia Michelín 2009 y 2010. Pues nada, vamos a probar. Caldo, de ese que hasta sopeteas en la taza con un pan riquísimo, un bistec de miedo, grande, jugoso y en su punto, postre y vino, diez euros por persona. Aún estoy alucinando…


Restaurante Zarampallo

Segunda visita al Zé María

Escrito por: Jc | Categoría: Al sur, Ocio | Publicado el: 02-01-2010

Recientemente hubo una segunda visita al restaurante Zé María de Valença do Minho. La primera ya fue descrita aquí mismo y podría ser calificada de impresionante. Esta segunda visita no se ha quedado atrás. Menú: primero entrantes, luego bacalao para la parienta y posta de novilho (solomillo) para mi. Esto que véis era media ración de bacalao.


Media de bacalao

El solomillo eran cuatro trozos grandes de carne en una teja caliente, junto con un cuenco de arroz, una fuente de patatas panadera y otra de ensalada. Aparte traen una salsa picante que no es que sea picante, es que podría ser de destrucción masiva. Mirad qué cosas hay en medio de la salsa:


Salsa de destrucción masiva

Como a mi me gusta la mezclé con la carne y el arroz, madrecita mía, me ardía la boca. Venga a beber Mateus para que me dejara de picar, menuda forma más tonta de pillar una moña. Finalizamos como está mandado, con postre, cafés, y a caminar un buen rato por el pueblo se ha dicho, que si me paran ahora y me hacen un control de alcoholemia entre el Mateus y los efluvios de la salsa asesina le reviento todos los sensores al alcoholímetro.

Mesas compartidas

Escrito por: Jc | Categoría: Ocio | Publicado el: 20-12-2009

Los centros comerciales portugueses, como los españoles, suelen tener restaurantes y comederos en la planta de arriba. Sin embargo encontré una diferencia que no está nada mal pensada, mientras que aquí cada restaurante tiene sus mesas, sus sillas, su camarero atendiendo fuera y su servicio de limpieza, en Portugal encargas la comida en la barra, la recoges y te sientas donde quieras. Las mesas son comunes a todos los restaurantes y el servicio de limpieza también. Nunca te vas a encontrar con el problema de querer comer en un local y no poder porque está lleno, simplemente te vas unas mesas mas allá con tu comida y tan contentos. Si quieres comer en un restaurante, el postre de otro y el café en un tercero, también es posible.


Mesas compartidas

A sufrir como condenados

Escrito por: Jc | Categoría: Ocio | Publicado el: 19-11-2009

Doce de la mañana, estáis sin comer, en el estómago empezáis anotar ese agujerito así que hala, a sufrir en la contemplación de este sargo al horno que me zampé hace un par de mesecitos en el restaurante «O Carreiro» de Aguiño, cerca de Ribeira, con su salsita, sus patatitas, su ensalada. No es barato pero el servicio, la calidad y el tamaño de las raciones mereció la pena. Hasta los entrantes a base de boquerones que nos regalaron también estaban de rechupete.


Sargo al horno

Visita al Zé María

Escrito por: Jc | Categoría: Al sur, Ocio | Publicado el: 11-11-2009

Para celebrar la entrada número mil, que cualquier excusa es buena para darse un homenaje, decidimos hacerle una visita al tan comentado como recomendado restaurante «Zé María» de Valença do Minho. Lo primero es que acostumbrado a restaurantes en la planta baja se me hacía un poco raro verlo en el segundo piso, pero bueno, que todos los problemas sean esos. O bien se puede subir por las escaleras, por esa entrada de la derecha, o usar el ascensor que hay en la parte izquierda. Una vez arriba descubres una de las ventajas de estar en el segundo piso: las vistas.


Restaurante Zé María

Y esto ya son palabras mayores, el tremendo perolo de arroz de mariscos que nos zampamos. Dos cuartas de ancho y seis platos, seis, salen de una ración para dos personas. Arroz recién hecho con trozo de buey de mar, ocho langostinos, dos cigalas, mejillones, calamares y zamburiñas. Verdaderamente espectacular.


Arroz de mariscos

Aquí el Mateus Rosé, compañero de toda la vida y de tantas comilonas al sur del Miño. Proveedor de alegría sin fín e inmejorable acompañante para el arroz. Espléndido servicio por parte del camarero que además de atendernos con prontitud no hizo falta recordarles que este vino quiere frío, de motu propio trajo la cubitera llena de hielo picado una vez nos servimos la primera copa. Pequeños detalles que te indican que quien te sirve sabe lo que hace y no es el sobrino del dueño que se gana unos euros ayudando en el restaurante los fines de semana.


Viva la pepa

Para finalizar, con la cuenta nos trajeron un cuestionario para valorar el servicio de cocina, bar, atención y camarero u otras observaciones. Impresionante, aún estoy por ver lo mismo en algún restaurante español.


ISO 9000 y pico

Además del arroz de marisco se veían pasar raciones espectaculares de bacalao, e incluso algo similar al cocido, razones mas que suficientes para una segunda visita. Los precios nada exagerados para el tamaño de los platos: entrantes, arroz de marisco para dos, mateus rosé, un postre y dos cafés, cuarenta euros. ¿Recomendable? Sin la menor duda. Un sitio para recordar y tener bien presente.

Para comer en Ribeira

Escrito por: Jc | Categoría: Ocio | Publicado el: 09-10-2009

Gran descubrimiento el que nos hicieron en Ribeira para las cosas del comer, la tapería La Insua. Muy céntrico, tienen tanto tapas como platos. La comida es rica, variada, abundante y bastante bien de precio. Si te gusta la carne hacen unas carrilleras que están de morirse.


La Insua

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