Escrito por: Jc | Categoría: Humor | Publicado el: 18-11-2009
Si es que hay que ver cómo discurre el personal a la hora de maquinar gamberradas. Bajaba andando por la escalera de un edificio y llamó mi atención el letrero luminoso indicador del sexto piso. Por un momento dudé si se habrÃa caÃdo la letra sola, pero vamos, en diez pisos caerse sólo una letra y justo la que hace la monerÃa va a ser mucha casualidad.
Entre el cartelito de sexo, visitar Braga y el culo de la foto del otro dÃa, ya sólo me falta hablar de minifaldas en algún lado y Google acabará redirigiendo aquà a los mil millones de calentorros del mundo mundial.
Escrito por: Jc | Categoría: Orense | Publicado el: 18-11-2009
Obsérvense tres cosas en esta imagen, una es esa especie de triángulo dentro del cual se halla la escalera a través de la cual se accede a la terraza del torreón del castillo de Monterrey. En su punta mas alta mas o menos tendrá la altura de una persona, aproximadamente un metro y setecientos setenta y siete milÃmetros que viene siendo la media del españolito tÃpico, asà lo hemos constatado tras hacer una medición de mil personas tomadas al azar, descartar los cien resultados superiores e inferiores y extrapolar los datos con una fórmula llena de logaritmos neperianos que por mucho que lo intente no seré capaz de repetir otra vez en mi vida. Constatada la altura de la escalera, deducimos mas o menos las generosas dimensiones de la campana, cuestión tampoco excesivamente complicada dado que siendo maciza, costando una pasta y no hallándose anclada, atada o encadenada, de tener menor peso nunca faltarÃa quien viniera con la fregoneta a llevársela una noche con intenciones de venderla como chatarra, que la carne es débil, la crisis grande y a fin de mes todas las ayuditas suman. Por último, vistas las dimensiones de escalera y campana, fijaros bien en la altura de la barandilla de piedra situada en el extremo mas alejado del fotógrafo porque su altura malamente llegaba a los ochenta centÃmetros para pánico y horror de aquellos con vértigo, conjunto entre los cuales no me encuentro gracias a dios o iba a pasarlo muy mal dada mi desmedida afición a subirme a las alturas.