Galiciaenfotos.comSin rumbo. Sin prisas. Sin horarios.

Una «cheia» en Portugal es una inundación causada por la crecida del río. Como aquí en España, tienen la costumbre de señalizarlas y te puedes encontrar indicaciones en lugares como el interior de algún restaurante de la Ribeira de Oporto o éste muro de Ponte de Lima.

Si el tema fue que subió el agua hasta ahí no parece tan bestia como si lo contemplamos desde una perspectiva más lejana. El muro de la primera foto es el indicado por la flecha. Ya subió el agua, ya…

Anda que si llega a pillar todos esos coches ahí aparcados, menuda escabechina. Claro que a mi ya no me preocupa. Dado que han aprobado los peajes en las autovías hasta ahora gratuitas a ver cuántos gallegos pueden desplumar y se están relamiendo sólo de pensar en lo que van a cobrar o los coches que van a multar, desde aquí digo claramente que a Portugal ya irá mi tía, porque yo dudo que lo vuelva a pisar en mucho tiempo. Todo lo que antes gastaba al sur, ahora lo voy a gastar al norte y procuraré animar a todos los que conozca para que hagan lo mismo.

Las hemos visto con cohetes, con aviones, con pepitas de oro, con el Ché Guevara, con jamones, calamares, barcos, relojes, gusanos, ¿Qué nos faltaba? Con avestruces, como la que tienen en Ponte de Lima, Portugal. Llegando por la zona de las canteras, que ahí hay mucha industria de la piedra, aparece ésta rotonda con unos bultos blancos en medio.

Bultos blancos que fijándonos mejor se transforman en avestruces con la cabeza metida debajo de la tierra. No me extraña que estuvieran asustados, a cinco metros de donde saqué la foto había un señor portugués con una escopeta de tamaño respetable, me imagino que preparándose para ir de caza. Casi me daban ganas de meter la cabeza bajo la tierra también por si acaso.

Del mantenimiento de las plantas mejor ni hablamos, que me da la risa.

Tras un primer intento erróneo, como me recordó Guanche en uno de los comentarios, a la segunda va la vencida y éstos sí que son los acantilados tinerfeños de Los Gigantes. Como le comentaba a él, por error pensé que así se llamaban a los acantilados desde Puerto de Santiago (el pueblito en primer plano) hasta Teno (la punta superior izquierda de Tenerife) pero ya veo que no. El aspecto es igual de impresionante y me recuerda bastante la zona de Cabo Girao en Madeira.

Eso si, la calidad de la foto, una birria. Fue sacada con mi primera cámara digital, que daba mas pena que otra resolución.

En una de las avenidas de Barcelos, además de gallos gigantes, tienen un monumento a los «bombeiros voluntarios» que vienen siendo el equivalente a lo que en España es Protección Civil, actúan como ayuda a los bomberos de verdad en los incendios, asisten en accidentes de tráfico, tienen ambulancias y creo que hasta hacen de socorristas en la costa. Todo en plan altruista y sin cobrar un duro, así que desde aquí vaya esta entrada en homenaje a ambos cuerpos, Bombeiros Voluntarios y Protección Civil, y a todos sus componentes por estar al servicio del resto de la gente sin esperar nada a cambio en una época en que ni mucho menos es eso lo habitual.

En Ponte de Lima hay una casa que cuando aún estaba en construcción un día escuché a un portugués llamarla «el microondas». Desde esa así le quedó el nombre a la hora de referirnos a ella, porque para la forma que tiene le va que ni pintado. Estas cosas modernas es lo que tiene, que la gente al final acaba por identificarlo con algo conocido. Por si alguien tiene curiosidad, era una Oficina de Turismo aunque han cerrado y se trasladaron a otro local subiendo por unas escaleras a la izquierda.

No me extraña que cierren las oficinas de Turismo, a base de peajes injustos más que cerrarán. Por lo menos conmigo van a sobrar todas mientras no cambien esa política de intentar desplumar gallegos.

Ese típico domingo mustio, que no sabes qué hacer ni se te ocurre nada mejor, cien mil vigueses de los trescientos mil que componen su población se vuelven para sus pueblitos de Orense donde están empadronados para pagar menos impuestos (eso que yo pensaba era un tópico muy extendido hasta que vino un cliente a preguntarnos cómo empadronarse en casa de su abuela de Orense), cien mil vigueses quedan en casa viendo la televisión y otros cien mil se van a la fortaleza de Valença do Minho, intentando, por supuesto, los cien mil aparcar dentro de la fortaleza porque dos cosas que distinguen a un vigués es que siempre va en coche a todos lados y aparca siempre a la puerta, aunque sea estorbando al resto del universo «porque sólo es un momentito». Evidentemente domingo, mucha gente y tiendas genera un paisaje así en todas las calles de Valença.

Ya puestos, la gente de Tuy podría preguntarse porque el casco antiguo de su ciudad es igualito al de Valença y mientras éste está de bote en bote y sus negocios florecen, el otro da mas pena que otra cosa.

Mientras visitaba el Dolce Vita Oporto aproveché que justo al ladito está el estadio do Dragao, donde juega el FC Oporto, para sacar una panorámica de dos fotos (panorámica principalmente porque con una sola foto me quedaba todo muy apiñado) y aquí la tenéis. En principio es un estadio, parece un estadio y sirve para jugar al fútbol. Lo interesante es que lo hicieron con unas formas bastante bonitas, limpias, abiertas y en color claro, lejos de esos mazacotes de hormigón que suelen ser habituales.

También tiene el exterior lleno de pantallas gigantes de video, algo que en 2004 cuando lo inauguraron para la Eurocopa de Portugal no había visto antes y me sorprendió bastante (principalmente porque solo tengo un estadio aquí cerca y lo he visitado dos veces en los últimos treinta años). La parte de atrás a la que se ve en la foto queda en lo alto según pasas por la autopista y aún destaca mas. Ojo en esa autopista porque al ladito del estadio, en plena bajada que te despistas y te embalas, hay unos cuántos radares con limitación a 90 km/h.

Dios aprieta pero no ahoga, de momento el Parlamento Portugués ha rechazado el peaje en las autovías del norte y el 1 de julio seguiremos pudiendo bajar a Oporto de forma gratuita. Realmente lo que han rechazado es el uso de los chips automáticos para el cobro, no la idea de cobrar peaje, esperemos que les sigan tumbando estas iniciativas una tras otra hasta que se aburran.

Señores dirigentes de Portugal: de siempre he sido un enamorado de su pais, lo he publicitado en mi blog y he animado a todo el mundo a que lo conozca. He visitado innumerables veces Oporto, feliz y contento he dejado buenos dineros en hoteles, restaurantes, ferias, tiendas, cafeterías, gasolineras, bodegas, barcos y un largo etcétera de lugares. Como veo que ahora también se apuntan a la moda de intentar desplumar españoles a base de peajes automáticos en las autovías del norte (despidiendo incluso a los cobradores de la autopista y amenazando con unas multas de cuidado), creo que la avaricia tiene un un límite y acaban ustedes de alcanzarlo. En el ejercicio de mi libertad soberana, a partir de ahora voy a viajar mas por Galicia y NADA por Portugal, voy a dejar TODOS mis dineros a este lado del Miño y procuraré animar a todos mis amigos, a los lectores de este blog y todo aquel que me quiera escuchar a que haga lo mismo,veremos quien sale ganando. Ah, y de paso, este verano lo de «Voy por Oporto» lo voy a rebautizar como «Ni de broma voy por Oporto», aunque me cueste más.

De aquel viaje donde íbamos al Algarve y acabé en Matalascañas, por el camino hubo alguna parada intermedia como por ejemplo en La Rábida, para ver tanto el monasterio (famoso por haber albergado a Colón antes de salir camino de América) como el foro iberoamericano. Claro, pasa lo que pasa, por aquella época no apuntaba nada, lo fiaba todo a la memoria, ahora me encuentro con un monumento en columna con una cruz encima sacado ocho años atrás y cualquiera sabe qué es.

Estos azulejos estaban en el Monasterio de La Rábida y me lo ponen bastante más fácil porque lo llevan todo escrito. Debe ser por eso que desde hace tiempo siempre que voy a un sitio, además de las fotos típicas saco también todo cuanto cartel veo y así lo tengo mucho mas fácil para acordarme o buscar información años más tarde.

Continuando una bonita serie como era aquella de «qué nombre más lindo le he puesto a mi negocio», hoy os dejo uno delicado, fino y elegante visto en Portugal. Significar no significará lo que os pensáis, pero sonar, suena de pena.