Esta serie no hace falta presentarla, ya se presenta ella sola. Dos nuevos ejemplares de los mejores espantos hechos azulejo, algún dÃa me imagino que hasta los estilos «manuelino binario» y «alucinógeno tardÃo» saldrán en la wikipedia o algo asÃ. Digo yo si el ayuntamiento no puede dar una ayuda para por lo menos pintarlos, que mira que afean el panorama y probablemente hasta causen ansiedad en el vecindario.
Otra de las cosas de vivir en el campo es que cada dos por tres aparece un nuevo vecino con el que entretenerse un rato, esta vez era un insecto palo dándose un garbeo sobre una planta de frambuesas. Ayer mismo al meter el coche en el garaje venÃa una mantis religiosa sobre el capó, me encanta acercarles un palito porque en cuanto se sienten amenazadas empiezan a gesticular con sus pinzas, como intentando boxear.
Normalmente no suelo matar ningún bicho, y menos sin son raros como éste o se comen a otros insectos mas molestos. Juego un rato con ellos y los mando al campo de al lado para que sigan su camino, incluso (ya avisé que vivo en una zona muy rural) cuando apareció un sapo entre la hierba o un erizo tamaño balón de balonmano que tuve que coger con un recogedor y mucho cuidadito, no estaba yo como para que se mosqueara el animalito y echara a correr detrás mÃa.
Ya sé lo que se sufre viendo comida a estas horas, pero como a este mundo se viene a sufrir, ya sabéis lo que os toca. Hoy especial para los amantes del dulce y las lambonadas que pasen por Pontevedra, en el número 7 de la calle Michelena encontrarán la «ConfiterÃa Solla» donde fabrican unas milhojas de un metro de ancho para vender en porciones según sean las ganas de dulce con las que llegue el comprador. Este domingo tocó hacerle los honores y duró bien poco. Como podéis ver en la foto está hecha de merengue, hojaldre y una capa de crema pastelera por debajo. Una verdadera bomba calórica.
Para que tengáis una referencia, ese plato mide veinte centÃmetros de diámetro. También se puede probar otra especialidad de la casa: la Tarta Rusa, similar a esta milhoja pero con la parte superior repletita de almendras.
Aunque no soy yo el de la foto, he de reconocer que con lo que me gusta patear las ciudades mas de una vez me he sentido con ganas de hacer lo mismo: olvidar la dignidad, quitar zapatos, calcetines (es que el señorito es de piel delicada y la menor esquinita del zapato le hace un roto en los pies), espatarrarme en un banco y ahà me las den todas. No lo hago porque siempre hay cerca algún bar donde ponen cañas fresquitas y entre lo uno y lo otro, el mal vicio siempre acaba triunfando.
Aunque bueno, espatarrarme sÃ, pero sin llegar a ciertos extremos…
Esa caja blanca que veis a la derecha no es una lavadora abandonada al lado de la carretera, es un radar fijo. De un tiempo acá se han reproducido como setas por todos lados de forma que hasta da repelús lo de hacer kilómetros y mas kilómetros por el mundo adelante. Es prácticamente imposible no despistarte en algún tramo, no fijarte en alguna señal de limitación de velocidad y si tienes la mala suerte de tener un radar cerca, ya has hecho el mes, no sólo por la multa sino por los puntos que te puedan retirar. Lo peor de todo es verlos en sitios donde no hay el menor peligro y en cambio delante de curvas verdaderamente problemáticas, ná de ná. Dicen que no son para recaudar, que va… y por el mar corren las liebres, por el monte corren las sardinas, tralará.
De momento no me quejo, una sola multa de cinco mil pelas en seiscientos mil kilómetros recorridos. Toquemos madera y que siga asÃ.
Mira por donde a lo tonto, a lo tonto, ésta entrada hace la número 1.000 tras un año, diez meses y ocho dÃas del haber empezado, a una media mas o menos de tres entradas cada dos dÃas. Pues nada, esto hay que celebrarlo en compañÃa de unas amigas, aunque ellas no parecen muy ilusionadas por el tema…
Seguimos esta magnÃfica serie con un ejemplo sacado en Tuy hace unos dÃas. Ya véis, tubo roto mas botella del mismo calibre igual a sitio perfecto para dejarla bien apoyadita sin que se caiga. No pongo mas por pura pereza, pero rara es la semana que no tengo una o dos fotos mas. Eso deja muy a las claras que entre civismo y comodidad, lo primero siempre saldrá perdiendo.
Ya vimos qué era la Broa de Avintes. Hay otra versión similar, la «Broa especial con nueces y miel» menos densa, con fruta picada en su interior, pasas, nueces y miel. Cortada en lonchas finas y untada con un poquito de queso Piladelphia, para mi es una perdición.
Esto lo vimos en Viana, Portugal. Los jardines públicos estaban tan descuidados que la boca de riego para los bomberos quedaba prácticamente escondida entre los matorrales. Menos mal que no hubo ningún incendio, sino me imagino a los pobres bomberos buscando como locos donde conectar la manguera.
Llegando al faro de Finisterre se encuentra esta señal, donde parece ser costumbre que los moteros dejen una pegatina de su moto club. No sé si cada cierto tiempo harán una limpiecita, pero al paso que van dentro de poco ni siquiera se va a distinguir la mismÃsima señal.
